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viernes, 11 de septiembre de 2015

Vida después de la muerte,verdad o jugarretas del cerebro

Es una de las preguntas eternas de la humanidad: ¿existe la vida después de la muerte? El debate lleva milenios. Ya en tiempos de Platón (siglo IV a. C.) la respuesta afirmativa estaba en tela de juicio, a tal punto que el filósofo griego se vio obligado a escribir uno de sus diálogos, el Fedón, enumerando diversos argumentos que probasen la inmortalidad del alma.

Explicaciones cientificas:
Los túneles y las luces blancas, lejos de ser vivencias paranormales, aparecen como jugarretas del cerebro y el flujo sanguíneo ante la enfermedad o el miedo extremo
Algunos de aquellos que han estado a punto de dejar este mundo o que incluso han pasado por una muerte clínica y han sobrevivido relatan una serie de experiencias comunes que la fantasía y la irresistible atracción por lo paranormal se han encargado de popularizar. Sentir que el alma abandona el cuerpo, ver pasar tu vida ante tus ojos y descubrir una luz cegadora al final de un túnel son algunas de las vivencias más repetidas, pero, ¿ocurren de verdad? Lejos de aceptar la idea de que se trata de algo paranormal, la ciencia ha encontrado una explicación neurológica en la que no caben los fantasmas ni el más allá. Se trata de una jugarreta del cerebro durante un suceso traumático, en el que está involucrado un funcionamiento anormal de la dopamina y del flujo sanguíneo.

Un 3% de los ciudadanos americanos dicen haber tenido una experiencia cercana a la muerte. Sin tener en cuenta a quien miente, exagera, se engaña a sí mismo en una profecía autocumplida o ha tenido una ensoñación, parecen muchos para sentir todos lo mismo. Además, los mismos testimonios de desprenderse del cuerpo y alcanzar un estado de plenitud, paz y amor se repiten por todo el mundo desde que se tiene memoria. La nueva investigación, llevada a cabo por científicos de las universidades de Cambridge y Edimburgo y publicada en la revista científica Trends in Cognitive Sciences, sugiere que, como era de esperar, muchos de estos fenómenos pueden explicarse biológicamente. Además, algunas personas que creen haberlos vivido ni siquiera estaban en peligro de muerte, aunque ellas creyeran que sí.

Por ejemplo, según explican los investigadores a Scientific American, la sensación de estar muerto no se limita a las experiencias cercanas a la muerte. Los pacientes con el síndrome de Cotard o del «cadáver ambulante» tienen la ilusión de que han fallecido después de un trauma muy fuerte o en etapas muy avanzadas de algunas enfermedades, debido a cambios en la corteza parietal y prefrontal, la primera relacionada con los procesos de atención y la segunda con los delirios observados en males psiquiátricos como la esquizofrenia.

Por encima del cuerpo
Las experiencias extracorpóreas, la sensación de dejar el propio cuerpo y flotar sobre el mismo en la habitación, son comunes al despertar o cuando se tiene una parálisis del sueño, en la que uno se siente paralizado al mismo tiempo que es consciente del mundo exterior. Un estudio de 2005, dice Scientific American, encontró que estas experiencias pueden inducirse artificialmente estimulando áreas concretas del cerebro. En cuanto a la revisión de la propia vida, el culpable puede ser una región cerebral que libera noradrenalina, una hormona del estrés que se libera sin control durante un trauma.

Los investigadores creen que algunos medicamentos y drogas, como la ketamina, pueden desencadenar euforia, experiencias extracorpóreas y alucinaciones. Esta ketamina afecta al sistema opioide del cerebro, que puede activarse de forma natural cuando los animales son atacados. Un gran trauma lo provocaría en el ser humano. Y sobre el famoso túnel de luz, puede suceder que el flujo sanguíneo y de oxígeno se agote en el ojo, algo que podría producirse ante una situación extrema cercana a la muerte.

Experimento cientifico que podria demostrar que si son reales:
La investigación fue liderada por el científico Sam Parnia, de la británica Universidad de Southampton. Durante cuatro años se estudiaron más de 2.000 casos de infarto cardíaco en 15 hospitales del Reino Unido, Estados Unidos y Austria. De los sobrevivientes, el 39 por ciento experimentó algún estado de conciencia. De ellos, casi la mitad dijo haber tenido recuerdos, mientras que un 9 por ciento declaró haber vivido lo que se conoce como una "experiencia cercana a la muerte" (ECM).

Lo más interesante es que se verificó un caso que podría revolucionar el enfoque en la investigación del fenómeno. Un paciente dijo haber visto, desde la esquina de la sala de operaciones, los intentos de los médicos por reanimarlo. El relato es consistente con lo que ocurrió en la realidad, pero eso no es lo más sorprendente. "Estuvo consciente -cuenta Parnia- durante un período de tres minutos durante los cuales no había pulso. Esto es paradójico, ya que típicamente el cerebro deja de funcionar entre 20 y 30 segundos después de que se detiene el corazón, y no vuelve a retomar la actividad hasta que el corazón reinicia sus latidos." Se pudo determinar que el paciente tenía conciencia en este período crítico porque manifestó haber escuchado dos pitidos de una máquina que emite sonidos cada tres minutos (un aparato que el equipo de investigación utiliza para saber cuánto dura la experiencia de los pacientes).

Entrevistado por Viva, Parnia se expresó con natural cautela frente a los alcances de su investigación, pero sin descartar su valor: "Es importante, ya que implica la necesidad de una mayor exploración para responder preguntas importantes, como el rol de los recuerdos y de los procesos neurológicos en el fenómeno".

al final nadie tiene la verdad absoluta solo  aproximaciones, y solo queda que usted saque sus propias conclusiones

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Las pirámides no eran tumbas

Siempre nos han dicho que las pirámides eran enormes tumbas de forma piramidal que se utilizaron para enterrar faraones durante el Imperio Antiguo,. Una red de pasadizos y trampas dificultaba la llegada a la cámara donde se encontraba el cuerpo.  Los egipcios creían en la vida después de la muerte y pensaban que era necesario conservar los cuerpos para esta segunda vida.
Convertían los cadáveres en momias. Para ello, secaban los cuerpos y los envolvían con vendas, después los guardaban en un sarcófago y los enterraban en tumbas.
Sin embargo las pirámides, fueron sustituidas por tumbas excavadas en las montañas, las cuales eran mucho más eficaces a la hora de evitar los saqueos. Puede, incluso, que no dejaran de construir pirámides hasta avanzado el Imperio Nuevo, solo que lo hacían de peor calidad y nunca alcanzaron las dimensiones de otros tiempos. Así, entre las muchas teorías barajadas para resolver este clásico misterio de la Historia, está la posibilidad de que los cambios de materiales y de las técnicas de construcción provocaran que las estructuras fueran más inestables y no hayan sobrevivido hasta nuestros días.
Pese a que la creencia popular dice que los Faraones del antiguo Egipto eran enterrados en Pirámides, hay cada vez mas pruebas de que las pirámides no eran tumbas, puesto que realmente fueron muy pocos los reyes egipcios cuyo cuerpo descansó en una pirámide. Concretamente en las tres grandes pirámides de la meseta de Giza no se ha encontrado huella alguna de tumbas o enterramientos, ni posibles restos físicos humanos en ninguna de ellas, lo que induce esto a pensar que la función de estas pirámides era muy diferente.
según la religión egipcia, era de suma importancia que tanto el nombre como el rostro del faraón o del difunto al que pertenecía la tumba en cuestión, estuviera pintados y reflejado tanto en su sarcófago como en paredes y en la mayor cantidad de objetos posibles, para evitar cualquier confusión a su KA (espíritu) cuando éste regresa a la tumba para posesionarse de su cuerpo, si el Ka no encuentra su lugar, el “alma” o fuerza espiritual del fallecido se esfuma y éste (el difunto) estaba condenado a desvanecerse para siempre. Al mismo tiempo también era preciso que fuese reconocido por sus dioses tutelares para que le protegiesen durante su sueño. Como podemos deducir para los egipcios la muerte era un cambio, un continuar la vida en otro lugar, no era el fin de todo.
Por el contrario en el interior de las pirámides de Giza nunca se ha encontrado ninguna pintura ni representación alguna del faraón que supuestamente estaba enterrado en ellas. Además aunque se han efectuado diferentes tipos de análisis en el sarcófago de la pirámide de Keops, no han podido certificar que en su interior hubiese habido momia alguna. Incluso se duda de que esta pirámide perteneciera al citado faraón, debido precisamente a la falta de información en ella. Solamente se conoce una supuesta falsificación del nombre de Keops (Jufú en lengua egipcia) hecha por Howard Vyse, en el techo de una de las cámaras o vanos de descarga, aunque en la actualidad cada vez más estudiosos creen en la autenticidad de estos jeroglíficos, lo que demostraría que la Gran Pirámide sí perteneció a Keops, pero esto no certifica que se erigiera solo para ser su tumba.
Entonces, la pregunta que nos surge es,  ¿para que se construyeron las pirámides?. Diferentes teorías nos cuentan :  en un relato árabe, que se levantaron para preservarse de otro diluvio,  otros dicen que fueron erigidas para detener el avance de las arenas del desierto, en cambio Ibn Batuta, (un sabio árabe), dice que fueron construidas por el dios Hermes.
Lo cierto es que cada vez mas se enraíza la teoría de que fueron templos iniciáticos o quizás estaciones geodésicas, destinadas a recoger la energía del Universo
Para el mundo islámico las pirámides resultaban ser el refugio de la ciencia y de la técnica antiguas, habiendo sido construidas ante el advenimiento del diluvio anunciado por Dios a los hombres.

Hoy, todavía nos debatimos para decidir si, las pirámides fueron enigmáticos centros iniciáticos en los que se desarrollaban oscuras ceremonias o, simples monumentos funerarios, erigidos bajo una incomprensible idea de divinidad, al servicio de un solo hombre.